Después de Recordar a nuestros Seres Queridos, ¿Cómo Volver a Sentir Paz?

Transformar el dolor de la pérdida en amor

En estos días, cuando la muerte de nuestros seres queridos parece estar tan presente, quiero invitarte a transmutar ese dolor en amor. La muerte sigue siendo un tema muy tabú en nuestra sociedad, pero estoy segura de que la vida continúa más allá de esta experiencia terrenal. Venimos a este plano para aprender, crecer y evolucionar. Nuestro cuerpo es el vehículo y templo de un alma que necesita ciertos aprendizajes para poder continuar su viaje de evolución.

Cada uno de nosotros tiene un momento de entrada y salida en la Tierra. Cuando nuestra alma ha completado sus lecciones, llega el momento de partir, de regresar a casa por un tiempo, hasta que estemos listos para volver y seguir evolucionando. Es normal que las muertes de nuestros seres queridos, más si nos parecen injustas, las de personas jóvenes o las acompañadas de sufrimiento, nos llenen de preguntas y nos causen profundo dolor. Estos sentimientos son válidos y humanos, pero si cambiamos la perspectiva, podemos ver la luz que existe más allá de este dolor.

La vida en la Tierra es una ilusión que combina nuestras mentes, almas, creencias y experiencias, pero no es la única realidad. Cuando nacemos, un hilo plateado une nuestra alma a nuestro cuerpo. Este hilo nos conecta, incluso en sueños, con un mundo que parece etéreo y lejano. Al morir, ese hilo se rompe y regresamos al hogar, donde continuaremos existiendo hasta que nuestra alma esté lista para un nuevo viaje.

No hay muerte, solo renacimiento. Y aunque hoy lloremos por quienes ya no están, afirmo que existe una realidad poderosa a la cual podemos aferrarnos: hay vida después de la vida.

Superar el vacío y la tristeza

Tras días recordando a quienes amamos, es natural sentir una especie de "resaca emocional." Para aliviar esa carga y reconectar con nuestra paz interior, podemos hacer del recuerdo un acto de gratitud. Recordar desde el amor y el agradecimiento, y no desde el dolor, nos permite ver la luz y el amor que nuestros seres queridos nos dejaron. Agradece esos momentos compartidos, esas lecciones vividas, y permite que sus memorias iluminen tu vida de una manera más suave y amorosa.

Crea un pequeño ritual de cierre: enciende una vela, respira profundo, y desde el corazón envíales tu gratitud. Imagina que el amor que compartieron sigue siendo un lazo invisible, una fuente de luz que te acompaña. De esta manera, su presencia se transforma en un tributo amoroso y en un recordatorio de que, aunque ya no estén físicamente, su esencia vive en ti.

Volver a nuestra rutina también nos ayuda a encontrar equilibrio y paz, mientras honramos el deseo de nuestros seres queridos de vernos en armonía. Cuida de ti mism@, y siéntete en paz al saber que ellos, de alguna forma, desean verte vivir con alegría.

No hay partida definitiva, sino un renacer constante. Ellos viven en nosotros, en cada acto de bondad, en cada momento de gratitud, en cada paso hacia la paz. Afirmo que bajo mis creencias existe una realidad en la que podemos confiar: hay vida después de la vida.Nada muere, todo se transforma.

Con mucho amor,

 

Eila

 

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